El Bucaramanga es de la B


Por: Sebastián Heredia Ferro sebastianheredia@hotmail.com


La conjugación de malos manejos, malas decisiones administrativas y técnicas, una nomina mal conformada y pobre, jugadores sin hambre de gloria y una afición que se acordó de su equipo los dos últimos partidos produce un hecho: el descenso. Todos estos factores hicieron que hoy, hinchas, ciudadanos y periodistas que están detrás del Bucaramanga sufran la tristeza de ver a su equipo nuevamente en la segunda categoría del fútbol colombiano.

Aunque el modelo propuesto para decidir quién desciende en Colombia no es el más apropiado, si permite hacer una análisis de lo que fueron las últimas campañas de los equipos y mostrar cuál fue el equipo con el rendimiento más bajo. Esto ocurrió con el equipo Leopardo, no porque la última campaña haya sido mala, o porque dejó de ganar los últimos 8 partidos del finalización 2008. No, la pérdida de categoría se produce por una serie de malas campañas en el equipo de la ciudad bonita, un conjunto de errores administrativos dentro de su junta directiva, el cambio constante de técnicos que imposibilitan la creación de un proceso serio para contrarrestar ese fantasma del descenso que los acechaba hace ya varios años.

Hacía mucho tiempo no nos encontrábamos con el equipo leopardo clasificado entre los 8 mejores de Colombia y hace mucho mas no se veía una campaña buena en el Bucaramanga como la que llevaba a cabo el técnico Eduardo Julián Retat, cuando por una dudosa decisión, el presidente del equipo prescindió de sus servicios para traer a Víctor Luna. En ese momento, se perdió el rumbo del equipo canario, se cambiaron las ideas, el sistema de juego y el equipo volvió a donde solía estar, lejos de la punta.

Después de una fracasada campaña, que no empezó al inicio de torneo y tampoco terminó en la última fecha del finalización, Víctor Luna se fue del equipo, y se acudió a un hombre de la casa pero con poca experiencia, Arturo Reyes. A éste pobre hombre le faltó mas cabeza fría que amor por el equipo, pues se metió en carro que ya no tenía reversa, ya todo el mundo menos sus hinchas, un falso periodista y jugadores, sabían cómo iba a terminar esta novela futbolística. Al equipo le faltó tener jugadores de jerarquía, un acompañamiento serio de parte de toda la fanaticada y las empresas de la ciudad.

La historia se volvió a vivir en uno de los equipos chicos del campeonato, por allá en el año 94, el equipo descendió por primera vez pero por cosas del sistema nuevo del campeonato, el equipo canario volvió a la primera categoría del fútbol Colombiano pocos meses después. 6 años más tarde volvió a ocupar ese deshonroso puesto que lo hacía participar en la primera B, pero por otra nueva reforma del campeonato de jugar ahora no con 16 sino 18 equipos, se programó un triangular entre los dos primeros equipos de la tabla de la B ese año y el equipo que había descendido. El Atlético Bucaramanga en una tensionante definición por penales contra su archirrival el Cúcuta Deportivo ganó y volvió a la primera categoría un mes después de haber perdido la categoría.


Esta vez, no habrá ninguna decisión que lo salve de jugar por lo menos un año en la segunda división, los leopardos tendrán la misión de ganar la Copa Premier para volver a disfrutar de la categoría A del fútbol colombiano, y así poder devolverle la sonrisa a sus hinchas que por estos días se esconde detrás de muchas decepciones y lagrimas, una misión difícil para un equipo mal trabajado y que parece que pertenece mas a la B que a la A, aunque uno que otro periodista deportivo con camiseta puesta no lo quiera ver así.