Un partido: La desgracia


Antes del partido que jugaron Argentina y Brasil por la final de la Copa América 2007, la selección celeste y blanca era la favorita para quedarse con el torneo. Llegaba más tranquilo después de haber derrotado a sus rivales con una muestra de buen fútbol, demostrando que lo único que quería era la copa.

El ambiente que se vivía en Buenos Aires era de tranquilidad, los periodistas sólo veían ganadora a la Argentina, ninguno pensó que Brasil podía dar la sorpresa; ¿Por qué?...Brasil había jugado mal sus partidos anteriores y por un momento sólo se veía jugar a Robinho. Esta selección fue criticada por todo el mundo y los venezolanos le reprocharon el hecho de no haber llevado a sus estrellas.

La final se jugó y Brasil derrotó Argentina por 3-0. El partido demostró una vez lo incierto que es el fútbol y que los partidos se ganan jugándolos y no por nombres. Dunga demostró haber estudiado al rival, sabía que bloqueando a Riquelme y jugando de contragolpe, les iba hacer mucho daño.

¿Por qué Argentina no jugó como en los partidos anteriores?...en ningún partido tuvo un equipo que se le parara así y sus rivales anteriores lo dejaron jugar. Con esto no quiero decir que todo lo haya ganado sin mérito, pero si los partidos se analizan, se puede ver que en ninguno de ellos tuvo un rival complicado y todos sus jugadores mostraron el nivel que se les conoció en sus equipos.

Un solo partido fue la desgracia para una selección que estaba haciendo las cosas bien, pero que el segundo puesto es algo que nunca sirve como consuelo y más cuando se juega tan mal. Al "Coco" se le vino el mundo encima. Le reprocharon no haber sacado a Messi (que lo postulan como el mejor jugador del mundo, por que hace goles bonitos y elude jugadores) y a Riquelme; Roberto Ayala y Juan Sebastián Verón dijeron no más a la selección y por último, la prensa argentina le reprochó a Basile la forma en la que sus jugadores estaban en las concentraciones.

Se sabe que si la final era ganada por Argentina, el ambiente hubiera sido otro; mientras que en Brasil, Dunga estaría pasando el calvario del "Coco". Sólo queda una cosa, para los fanáticos del fútbol, decirles una vez más: Los partidos hay que jugarlos, no se ganan con camiseta o jugadores; son 90 minutos donde el más tranquilo y organizado reirá y el desesperado y agrandado llorará.