Clásico verdugo

Para un jugador de fútbol un partido no significa más que eso, un partido, pero enfrentar al rival de patio, a su eterno enemigo, tiene otro valor. Cuando en una cancha se ven la cara los dos bandos que por tradición o rivalidad se odian, el esfuerzo es a otro precio, en la grama quedan el corazón, el sudor y la sangre que cada hincha pide desde la tribuna. El ganador se va con los brazos en alto y el corazón en la mano, mientras que el perdedor se va por la puerta de atrás, con el honor destrozado y la cabeza gacha.

Sin embargo, después de los clásicos entre Millonarios y Santafé en Bogotá y Newell’s y Central en Rosario, la cabeza de los técnicos perdedores no quedó gacha sino decapitada. Curiosamente, en ambos clásicos los visitantes ganaron y causaron que los entrenadores se fueran por la puerta de atrás, tanto Pedro Sarmiento como Pablo Marini, dieron un paso al costado de Santa fé y a Newell’s respectivamente.

Por un lado, Sarmiento venia de empezar con pie izquierdo la campaña Cardenal en la Copa Mustang II perdiendo los tres primeros partidos, incluyendo el clásico contra Nacional en el Campín, después se levantó ganando dos seguidos, pero decayó en su intento por alzar cabeza perdiendo con la Equidad como local, luego empató dos más y la gente se empezó a molestarse con el equipo y con la dirección de Sarmiento.

El Verdugo bogotano


Después de una campaña tan floja como la de Santa fe que de 8 partidos jugados perdió la mitad, empató dos y ganó otros dos, llegaba Millonarios estrenando Técnico y con la moral alta por haber clasificado a la siguiente ronda de la Sudamericana, después de ganarle a otro rival, Nacional.

El partido, complicado como todo derby capitalino, tenía un ingrediente más, pues de ganar los Embajadores llegarían a la victoria 100 en la historia de los clásicos bogotanos.
Con las tribunas teñidas de azul y rojo, el partido lo ganaron los azules, que le amargaron la semana a su rival de siempre, lo hundió aun más en la crísis y de paso, confirmar su eterna rivalidad.

En Rosario

Por tierras argentinas, se jugaba el clásico rosarino, sin Fontanarrosa entre las tribunas apoyando a Central, pero seguramente desde el cielo, Los Canallas visitaron a la Lepra en Parque Independencia donde con gol del Torito de Becerril, Martín Arzuaga, los comandados por Ischia le ganaron a los rojinegros y de paso salieron de la zona de descenso, mientras que Newell’s se mantiene en zona de promoción y sin levantar cabeza, ya que Pablo Marini renunció a la dirección leprosa.

Ñuls que venia menos peor que Central, jugó 8 partidos antes de enfrentar a Central, perdió 4, empató 2 y tan solo tuvo dos victorias, (por casualidad, la misma campaña de Santa fe) Pero los canallas que no habían ganado aun en el torneo, le dieron una alegría a su gente y a Fontanarrosa a quien fue dedicada la hazaña.

Como pudieron ver, dos cabezas rodaron, los malos resultados, sumados a la derrota en el clásico, ocasionó que los verdugos hicieran su trabajo, y que mejor que Millonarios y Central para hacerlo y “gozar” con la desdicha del otro. Como reza el proverbio popular de nuestra tierra, “el que gana es el que goza”.