"Crónica de una muerte anunciada"


Desde que comenzó el segundo semestre del 2007, Boca Juniors tenía en su mente tres objetivos: Ganar el torneo local, la Copa Sudamericana y el Mundial de Clubes. Hoy, cuando ya se acabó el año futbolístico para los Xeneizes, quedó un sabor amargo provocado por la malas presentaciones que se tuvieron en los tres torneos.

Todo comenzó con el San Pablo. El gol visitante fue el culpable de una eliminación inesperada para los de Miguel Anguel Russo (2-1 en Buenos Aires y 1-0 en San Pablo). A pesar de mostrar un fútbol organizado y contudente en La Bombonera; en el Morumbí se vio un equipo pálido y sin esa tradición copera que lo caracteriza.

Después de la esa pronta eliminación, Boca puso todo para ganar el torneo local; pero acá no convenció mucho: los primeros partidos ganó y con goles de Pablo Ledesma, se notaba la falta de su enganche, Juan Román Riquelme. Pero, la derrotas antes River Plate y Arsenal de Sarandí; además de los empates en La Bombonera contra Gimanasia de Jujuy y Estudiantes de la Plata, borraron las excelentes actuaciones ante Independiente, San Lorenzo, Racing y Velez Sarsfield. Los de Russo perdieron el campeonato en las últimas fechas y sus hinchas quedaron, por segunda vez en el semestre, sin palabras ante un equipo que no mostraba solidez y contundencia.

Quedaba un objetivo en la mesa y quizás el más importante. Los Xeneizes se prepararon para ganar el Mundial de Clubes; pero en los hinchas había preocupación. porque sabían que la final iba a ser contra el Milán y que Boca no estaba preparado para recibir a un equipo de esa envergadura. Boca es Boca y se crece siempre que juega un torneo de esta magnitud, lamentablemente, ese Boca que le ganó al Real Madrid y al Milán, años atrás, nunca se vio. El equipo "azul y oro" se fue de Japón con un 4-2 en contra, provocando la posible ida de su técnico, Miguel Angel Russo.

Tres golpes duros; quizás el haberse puesto una meta a largo plazo, como lo era el Mundial de Clubes, hizo que en la mentalidad de Boca, los otros torneos no importaran. También influyó mucho el no haber encontrado la formación ideal y el equipo de memoria que tanto se habla en los pasillos de Casa Amarilla. Además de esto, jugadores como Ever Banega, Jesús Dátolo, Pablo Ledesma, Neri Cardozo y Leandro Gracián, no rindieron como todos esperaban. Las excelentes atajadas de Mauricio Caranta, los goles de Martín Palermo, la frialdad de Sebastian Battaglia y Hugo Ibarra; más los huevos de Gabriel Paletta y Morel Rodriguez; no fueron suficientes para llevarse a las vitrinas, por lo menos uno de esos tres trofeos.

Fue un semestre complicado: el hincha de Boca está acostumbrado a ganar y ahora espera que su técnico arregle todo para quedarse y junto a Riquelme y el resto del equipo volver a dar la vuelta, ya sea, el Clausura o la Copa Libertadores. Suenan técnicos, pero no refuerzos...¿Quién tuvo la culpa de este semestre?...¿Quién se tiene que ir?...esas respuestas se responderan mañana en Casa Amarilla, por ahora...vacaciones y desde enero, borrón y cuenta nueva.