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Hay goles que siempre dejan huella, jugadores que con sus gambetas pasan a la historia y quedan grabados en la memoria de los hinchas, también hay equipos que con sus triunfos, maneras de jugar y de hacer del fútbol una verdadera obra de arte, pasan a ser paginas doradas en la historia del deporte rey.
En la década de 1940 en Argentina el fútbol era de los eventos que nadie se quería perder, la gente acudía a la cancha de manera masiva sin importar credo, raza ni condición social. El deporte rey estaba en pleno crecimiento y eso se vio reflejado en uno de los más tradicionales equipos del país del sur.
River Plate, que por aquella época se jactaba de tener nóminas altamente competitivas y jugadores de gran nivel, tuvo una de sus mejores épocas a principios de los años 40. Con una delantera infalible y difícil de controlar se marcó un nuevo punto de referencia en la historia del fútbol y en su forma de jugarlo. Cinco delanteros, respaldados por un ágil portero, una defensa recia y un medio campo dedicado a recuperar, hicieron del River de ese momento una verdadera maquina.
El 21 de septiembre de 1941 el conjunto de la banda cruzada enfrentaba a Independiente de Avellaneda por la fecha 25 del torneo local. Por primera vez en la historia y tras varios experimentos en la formación del millonario se juntaron los cinco delanteros que marcaron la vida de los hinchas riverplatenses y que hizo imborrable su existencia. Juan Carlos Muñoz, José Manuel Moreno, Adolfo Pedernera, Ángel Labruna y Félix Loustau fueron los nombres que pasaron a la historia como aquella delantera invencible e inmanejable para el rival.
La historia de La Maquina venía de tiempo atrás, promediando la década del 30, cuando Renato Cesarini, entrenador de River y Carlos Peucelle, uno de los referentes del equipo, buscaron darle un giro al ataque millonario. Después de varios años de intentar con varias formulas y de no conseguir el resultado deseado, llegó el momento de los jóvenes, de aquellos que esperaban la oportunidad para entrar y jugar en la primera de su equipo.
Es así como llegaron Pedernera, Muñoz y Moreno, jugadores jóvenes que apenas daban sus primeros pasos como profesionales a mediados de la década del 30. No obstante, con el pasar de los años y con más experiencia y mucho más fútbol para brindar, La Maquina brilló más adelante cuando se sumaron los otros dos delanteros que marcaron la idiosincrasia y el estilo del club de la banda cruzada.
La formula demoledora de ese equipo dirigido por Cesarini fue la combinación de duplas dentro del terreno de juego, una delantera que no tenía puestos fijos, que se movía por toda la cancha, que tuvo a Juan Carlos Muñoz como puntero derecho, moviéndose por toda la banda y mandando pelotazos al área rival que casi siempre terminaban en gol. Muñoz disputó 184 partidos con River y marcó 39 goles.
También estaba José Manuel Moreno, el volante por derecha, de porte grande, que gozaba de un gran despliegue y una habilidad con la pelota incomparable, jugó 321 veces y convirtió 179 goles.
El alma del equipo era Adolfo Pedernera, quien por recomendación de Peucelle, cambió su posición de win izquierdo para adueñarse del centro del área y comandar los hilos de la Maquina Millonaria. El delantero centro del equipo vistió 288 veces la camiseta de River y sumó 130 goles.
Ángel Labruna era volante por izquierda, infalible desde cualquier lugar del área rival, temido por cualquier portero o defensor. Su gran remate y su fuerza al atacar lo convirtieron en el máximo goleador de la historia del conjunto del Río de la Plata. Disputó 514 partidos y celebró 292 veces.
Mientras que Félix Loustau, quien reemplazo a Peucelle en la delantera albiroja, jugaba como extremo izquierdo. Uno de los mejores jugadores que ha dado el planeta en esa posición. Gambeteaba, desbordaba, pisaba el freno, manejaba los tiempos del equipo, ayudaba a defender y enseguida subía al ataque, tenía mucha habilidad y una exquisita definición. Enfrentó 367 partidos con River y marcó 101 goles.
A esa inolvidable delantera que casi cumple 70 años se le sumaron nombres como el de Nestor Raúl Rossi y Alfredo Di Stefano que llenaron aún más de gloria la historia de River Plate. El modelo implantado por sus creadores fue tomado por la selección holandesa que desde adentro comandaba Johan Cruyff y que llegó hasta la final del mundial de Alemania 1970.
Logros de La Maquina:
Títulos: 1941, 1942, 1945, 1947
Subtítulos: 1943, 1944
Ser la delantera más goleadora en la historia del fútbol argentino con más de 700 goles en menos de 5 años.