Un Martín con suerte

Por: Cristian Mejía
chmejia@hotmail.com

Cuando se habla de Martín Palermo a muchos se les viene a la cabeza uno que otro gol de los tantos que marcó en su carrera; las celebraciones tan particulares, sus diferentes peinados, los tres penales que erró ante Colombia, los goles a River Plate y un sin número de momentos que este jugador le regaló al fútbol.


En 1992 cuando debutó con Estudiantes de La Plata en un pálido empate a cero goles ante San Lorenzo, nadie pensó que ese jugador de un metro 88 centímetros de alto y con melena de león iba a ser uno de los goleadores más importantes que ha tenido el fútbol argentino. Así es, ahora con más de 250 goles en su carrera comparte la lista de máximos anotadores del fútbol argentino con Francisco Varallo y Carlos Bianchi.

Siempre fue un nueve de área, con buen salto, olfato de gol y con una personalidad única. Además de estas cualidades, es un jugador que tiene una estrella propia: ganó la mayoría de los torneos que disputó y ante las adversidades que se le han presentado en su carrera, siempre ha salido victorioso.

Una de ellas ocurrió el día en que marcó el gol 100 en su carrera, jugando con los ligamentos de su rodilla derecha rotos, pues minutos antes se había lesionado. Luego, 6 meses después con la Bombonera a reventar, Palermo volvió a jugar con Boca y marcó uno de los goles más recordados por los hinchas Xeneizes.
Su excelente momento en el club de la riviera le ayudó a que Marcelo Bielsa lo llevara a jugar la Copa América de 1999. En el segundo partido ante Colombia erró tres penales y entró en los libros de la FIFA por ser el único jugador en la historia que falló tres penales en un partido. Así y todo, fue transferido al Villarreal de España donde no tuvo una buena temporada, pero justo el día que su equipo se jugaba la permanencia en primera; “el loco” anotó el gol que los salvó del descenso. La emoción de sus hinchas fue tan fuerte que cuando fue a celebrar, la tribuna le cayó encima y le fracturó la tibia y el peroné.

No fue bueno el paso por Europa. Por eso decide volver a Boca Juniors. Y lo hace de la mejor manera: con goles y con las mismas ganas que tenía en 1997 cuando vistió por primera vez la camiseta azul y oro. Pasaron campeonatos sin anotar y sin títulos. Lo que generó una pequeña posibilidad para que Palermo se fuera a un fútbol más tranquilo donde no tuviera la presión de títulos y goles.

Llegó Alfio Basile a la dirección de Boca y sin pensarlo lo nombró como jugador referente y después de una larga charla logró que el goleador se quedara y fuera pieza fundamental de su equipo. Los Xeneizes ganaron el torneo local y la Copa Sudamericana y los goles de Martín fueron el condimento principal para cumplir el objetivo que se planteó Basile cuando llegó.

En el apertura 2006, Boca debutaba con Banfield; era el actual campeón y una noche anterior a este partido, Palermo se enteró de la muerte de su hijo que estaba próximo a nacer. ¿Cuál fue la decisión?, a pesar que el cuerpo técnico le dio el día libre, él prefirió jugar el partido. La cancha se llenó y sólo bajaba de ella el “Paleeeeeeeeeeeeeermo, Paleeeeeeeeeeeeeeeeermo” en aliento a uno de los ídolos mas grandes de la hinchada boquense. “El loco” le respondió a sus hinchas con dos goles y estos dos sirvieron para que él, con su gente y sus compañeros, se sacara de encima esa tristeza que lo acechaba.

Se fue Basile a comandar la Selección Argentina y llegó Ricardo Lavolpe y aunque Palermo fue su líder dentro de la cancha, su esfuerzo no fue suficiente para ganar el tricampeonato. De nuevo fin de año y la lluvia de propuestas desde Europa fueron rechazadas: la llegada de Miguel Ángel Russo, técnico que lo tuvo en Estudiantes, hizo que “El Titán” se quedara para tener una revancha y lo hizo ganando nuevamente la Copa Libertadores.

Boca fue a Japón con una nueva ilusión, pero el Milán se encargó de hundirla y decretó la salida de Russo, luego llegó Carlos Ischia con el objetivo de volver a ganar un título; y aunque Boca no ganó nada en el primer semestre y las expectativas siguen intactas para lo que viene, el Rey de Copas se quedó sin uno de sus referentes. Palermo sufrió una dura lesión en su rodilla derecha y estará por fuera seis meses aproximadamente.

Palermo, un loco con “suerte” y con garra, cuando sus equipos lo necesitaron apareció de la mejor manera: marcando goles. Ahora, recuperándose de una dura lesión, se limita a visitar a sus compañeros y amigos en Casa Amarilla, siguiendo de cerca lo que ocurre en el equipo donde se hizo grande, ese mismo que lo espera volver para que una vez más siga rompiendo records.