Por: Daniel Ricardo Cuevas HernándezCuevas_736@hotmail.com
El 7 de Agosto regresó a Colombia uno de los grandes ídolos de la hinchada de Millonarios durante las últimas décadas, Oscar Eduardo “el Pájaro” Juárez, un hombre que dejó una huella importante en el fútbol nacional siendo jugador insignia de los embajadores y del Independiente Medellín.
Oscar Eduardo Juárez nació en Jujuy, una provincia ubicada en la egión del norte argentino, el 9 de mayo de 1961.Inició su carrera futbolística en un equipo jujeño llamado Cuyaya y sin gran éxito por Atlético y San Martín de Tucumán.
En 1986 llega a Millonarios con el reto de reemplazar al búfalo de San Luis, Juan Gilberto Funes, quien había sido transferido al River Plate. El Pájaro tenia el reto de hacer muchos goles y de ganarse el aprecio de una de las hinchadas más numerosas y exigentes del Fútbol Colombiano.
Al principio le costó adaptarse a Millonarios por los 2600 metros de altitud de Bogotá pero el kinesiólogo de la institución en esa época, el brasilero Rubens Cesar, le ponía agujas por todas partes y el se motivaba cada día por jugar más.
En los primeros partidos que jugó no pudo anotar goles y el se sentía bastante presionado, hasta que por fin le marcó dos anotaciones al Cristal Caldas, a pesar de la inconstante marca de Manuel Rincón, hermano de Freddy, una gran insignia de la Selección Colombia. Ese partido fue muy positivo para Millonarios ya que logró la victoria con un apretado 3-2 y fue el debut del argentino con las redes.
Su apodo comenzó desde chico ya que siempre ha sido flaco y en ese entonces tenia un brazo enyesado; estaba de moda el popular dibujito animado “Pájaro loco” que a pesar de estar enfermo hacia bastantes travesuras y el hacia lo mismo en el campo de juego.
Fue vital en los títulos alcanzados por Millonarios en 1987 y 1988 jugando 209 partidos de 1986 a 1991 con 74 goles en su haber. Uno de los más recordados por él mismo y por la hinchada de Millonarios, es el que le marcó al Junior de Barranquilla en 1987 que significaría la obtención de la duodécima estrella para el ballet azul.
Esa escuadra embajadora de 1987 y 1988 tenía jugadores de un gran temperamento que sudaban la camiseta durante los noventa minutos, jugaban un fútbol bastante ofensivo ya que atacaban con cuatro delanteros como: Arnoldo Iguaran, Carlos Enrique “la gambeta” Estrada, Rubén Darío Hernández y el Pájaro que eran unas verdaderas maquinas para hacer goles.
Una de las grandes frustraciones de su carrera futbolística fue no haber ganado la Copa Libertadores de 1989 ya que Millonarios tenia un gran equipo y la eliminación de ese torneo a manos del Atlético Nacional les causó una tristeza imborrable que con el pasar de los años se convertiría en una gran rivalidad entre albiuazules y verdolagas.
El Pájaro salió de Millonarios por una serie de dificultades económicas y administrativas y pasó al Deportivo Cali en donde no le fue bien por una pelea que tuvo con el presidente de la institución azucarera por ese entonces. Se fue un año para Argentina y en 1993 regreso a Colombia para hacer parte del Deportivo Independiente Medellín, escuadra con la que consiguió el subcampeonato en ese año, hizo varios goles y se reencontró con varios excompañeros embajadores que fueron importantes en los títulos de 1987 y 1988.
Terminó su carrera como futbolista activo en el Cúcuta Deportivo en el torneo de la segunda división de Colombia. Posteriormente jugó tres partidos con el Atlético Huila y decidió retirarse después de más de diez años de carrera. Decidió regresar a su tierra natal donde hizo un curso de entrenador en la Asociación del Futbol Argentino (AFA), dirigió cuatro equipos de la B y tiene la ilusión de volver a Millonarios como director técnico.
El Pájaro es otro de los casos de jugadores argentinos que brillaron en Colombia cuando en su país pasan desapercibidos, pero en la tierra del mejor café del mundo su recuerdo se mantiene intacto en la mente de los hinchas embajadores por sus goles, sus gambetas y por el gran amor que aun tiene por la camiseta de Millonarios.