El mago del fútbol antiguo.


Por Daniel Ricardo Cuevas
Cuevas_736@hotmail.com

Son pocos los entrenadores de fútbol que pasan a la historia por hacer algo más que ganar títulos. Helenio Herrera es uno de ellos, porque más allá de ser uno de los técnicos más ganadores, dejó un legado en el fútbol mundial que jamás se borrará.

Este personaje nació el 19 de abril de 1916 en Buenos Aires y era hijo de españoles. Inició su carrera como futbolista en 1931 con la camiseta del Boca Juniors. Después se fue con su familia para Casablanca (Marruecos) en donde militó en el Racing de esta ciudad. Tiempo después y más maduro arribó a Francia en donde adquirió la nacionalidad de este país, jugó en varios equipos como el Stade Francais, Red Star y Charleville, además hizo parte de la selección francesa en dos ocasiones.

Pero Helenio se destacó como director técnico. Su táctica de juego se basaba fundamentalmente en una excelente defensa, a la que consideraba como el mejor ataque, y la rapidez en el contragolpe, este estilo recibió el nombre de “Catennaccio”. Impulsó también el uso de la psicología como un medio para animar a sus dirigidos y desconcertar a los rivales. Era una persona demasiado rígida y disciplinada ya que le prohibía a sus jugadores beber y fumar, además de controlarles su dieta alimenticia. Este hombre también fue uno de los gestores de la formación de las grandes hinchadas de aficionados, al pedir que los hinchas fueran el jugador numero doce, y tuvieran una actitud activa durante el encuentro, llevando banderas y gritando sin parar para apoyar al equipo y ser parte del espectáculo, en lugar de observar únicamente el partido.

Fue popular por sus famosas frases, “el futbol se juega mejor con diez que con once” y “este partido lo ganamos sin bajarnos del autobús”. Estos refranes demostraban su mentalidad victoriosa y ganadora.

Su exitoso curriculum comenzó en el Atlético de Madrid, en donde obtuvo dos ligas españolas consecutivas en los años de 1950 y 1951. Despues dirigió al Malaga, Deportivo de la Coruña, Sevilla y Os Belenenses de Portugal. En 1958 fue contratado por el Barcelona, en donde vivió una época gloriosa al conquistar dos títulos ligueros (1959 y 1960), una Copa de España en 1959 y un torneo de Ferias (1960).

En 1960 se fue al Inter de Milán donde será recordado por siempre por los tiffosis neroazzurros como uno de los entrenadores más gloriosos y exitosos que hayan pasado por este club italiano. Durante su etapa obtuvo dos Copas Europeas en 1964 y 1965, dos torneos Intercontinentales (1964 y 1965) y tres scudetos (1963,1965 y 1966). En esta escuadra se consolidaron jugadores de talla mundial como el español Luis Suárez y el italiano Sandro Mazzola. Tambien dirigió a la selección española en el mundial de 1962 disputado en Chile. Posteriormente entrenó a la Roma con la que obtuvo la Copa de Italia de 1969 y al Rímini de la segunda división del Calcio. Después volvió al Barcelona en donde logro la Copa del Rey en 1981.

En esa ciudad italiana, murió el 9 de noviembre de 1997. Al fallecer le dejó sus notas futbolísticas al también fallecido Giacinto Fachetti a quien había dirigido en el Inter de Milán. El mago del fútbol será recordado por siempre como un jefe guerrero que tenia la palabra gloria en su mente con la cual ganó todo y la supo inculcar de gran manera a sus dirigidos.